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sala; fue amenazado de muerte, le pegaron, pero era un intercambio. Cuando salió,
rompió con su socio, y fue expulsado del mundo de la m�sica por mucho tiempo.
Nadie le daba empleo; era un intercambio.
Otra gente del grupo no havia echo intercambio. Hab�an sobrevivido al j"Agujero
negro k",empezaron a llamarle cobarde. Perdió los amigos, la seguridad, las ganas de
vivir. Paso a�os con miedo de salir a la calle, el v�rtigo pod�a volver, los polic�as
pod�an volver. Y , aun peor, desde que salió de al prisión, nunca mas a vuelto a ver a
su compa�era. En algunos momentos, se arrepintió del intercambio era preferible
morir que seguir viviendo de aquella manera. Pero ahora era tarde para cambiar de
nuevo.
-Hubo un pacto-insistió Vahalla-.� cual fue el pacto?
-promet� abandonar mis sue�os- dijo.
Duran te siete a�os pago el precio del intercambio, pero Dios era generoso, y
permitió que reconstruyese su vida. El director de la discogr�fica, justamente con quien
hab�a so�ado aquella ma�ana de mayo, le consiguió un empleo y se convirtió en el
�nico amigo. Volvió a componer, pero siempre que su trabajo comenzaba a ir bien, algo
ocurr�a y hacia que algo se desmoronase.
j" El hombre destruye aquello que ama k", recordó lo que J. Hab�a dicho.
-Siempre cre� que era parte del intercambio- dijo.
-No  repuso Vahalla-.dios fue severo. Pero tu fuiste mas severo que El.
- Promet� no volver a creer. Cre� que nunca mas tendr�as seguridad en mis
palabras.
La valquiria apretó su cabeza contra sus senos desnudos.
-Habla de los terrores -Dijo-. Del terror que viste a tu lado, cuando nos
encontramos en la cafeter�a.
-El terror....-El no sabia como comenzar, por que parec�a que lo que estaba diciendo
era absurdo-. El terror no me deja dormir por la noche ni descansar durante el d�a.
Ahora chris entend�a a su �ngel. Tenia que estar all�, escuchar todo aquello, por que
el jam�s le hab�a contado......
-yo ahora tengo una mujer a la que amo, encontr� a J., hice el sagrado camino de
Santiago, y he escrito libros. Soy fiel a mis sue�os otra vez, y este es el terror.
Por que todo esta yendo como yo quer�a, y se que todo ser� destruido en breve.
Era terrible decir aquello. Jam�s lo hab�a comentado con nadie, ni siquiera consigo
mismo. Sabia que chris estaba all�, escuch�ndolo todo, y tenia verg�enza.
-Lo mismo paso con la m�sica  continuo, forzando las palabras para que saliesen-.
Y lo mismo paso con todo lo que he hecho desde entonces. Nada duro mas de dos
a�os.
Sintió las manos Vahalla retirando el medallón de su cuello. El se levanto. No quer�a
que ella encendiese la luz, no tenia coraje para enfrentarse a chris.
Pero Vahalla encendió la linterna, y los tres comenzaron a salir, en silencio.
-Nosotras nos vamos a salir delante, y tu vendr�s despu�s -indico Vahalla, cuando
ya estaban casi llegando al final del t�nel.
Paulo estaba seguro de que, al igual que su novia de a�os atr�s, chris nunca mas
confiar�a en el.
-hoy creo en lo que hago -intento decir, antes de que ambas se alejen. La frase
sonaba como una petición de disculpas, una justificación.
Nadie respondió nada. Dieron algunos pasos mas, y Vahalla apago la linterna. Ya
entraba luz suficiente como para poder ver.
-A partir del momento que pongas los pies ah� fuera -dijo la Valquiria-, promete, en
nombre del arc�ngel San Miguel, que nunca mas , NUNCA MAS, levantaras tu mano
contra ti mismo.
-Tengo miedo a decir eso  respondió el-.por que no se como cumplirlo.
-NO tiene elección si quieres ver a tu �ngel.
-Yo no sabia lo que estaba haciendo conmigo mismo, y puedo seguir traicionando
me.
-Ahora ya lo sabes- repuso Vahalla-. Y la verdad libera.
Paulo asintió con la cabeza.
-Aun vas a tener muchos problemas en tu vida.
Cosas dif�ciles, o cosas pasajeras. Pero a partir de ahora, solo la mano de Dios sera
la responsable de todo, tu ya no vas a interferir.
-Lo prometo en nombre de San Miguel.
Ambas salieron. El espero un momento, y comenzó a caminar. hab�a una puerta
enrejada, una puerta que daba a un reino prohibido, una puerta que lo asustaba, por que
all� estaba el reino de la luz, y el hab�a vivido muchos a�os en las tinieblas. Una puerta
que paresia serrada y, sin embargo, aquel que se acercase ver�a que estaba abierta.
La puerta de la luz estaba delante. Quer�a atravesarla. Pod�a ver el sol dorado
brillando all� fuera, decidió no ponerse las gafas oscuras. Necesitaba luz. Sabia que
el arc�ngel san Miguel estaba a su lado, barriendo las tinieblas con su lanza.
Durante a�os hab�a cre�do en la implacable mano de Dios, en su castigo. Pero era su
propia mano, y no la de dios, y no la de Dios, la que hab�a causado tanta destrucción.
Nunca mas, en todo resto de su vida, volver�a a hacerlo.
Rompe el pacto  dijo a las tinieblas de al mina, y a ala luz del desierto-. Dios tiene
derecho a destruirme. Yo no tengo ese derecho.
Pensó en los libros que hab�a escrito, y se sintió feliz. Acabar�a el a�o sin ning�n
problema, por que el pacto estaba roto. Con toda certeza seguir�an problemas en su
trabajo, con el amor, en el camino del amor, cosas serias, o cosas pasajeras como av�a
dicho Vahalla. Pero, a partir de ahora, luchar�a codo con codo, halado de un �ngel de la
guarda.
-Debes de haber echo un gran esfuerzo- le dijo a su �ngel-. Y, al final, yo lo
estropeaba todo, y tu no lo entend�as. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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