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amiguetes, y nos preguntábamos a qué íbamos a
jugar, porque el balón de fútbol de Alcestes está
confiscado hasta el final del trimestre.
¿Y si jugáramos a la guerra? preguntó
Rufo.
Sabes perfectamente contestó Eudes ,
que cada vez que queremos jugar a la guerra nos
pegamos porque nadie quiere hacer de enemigo.
Tengo una idea dijo Clotario . ¿Y si
hiciéramos una competición de atletismo?
Y Clotario nos explicó que lo había visto
en la tele y que era fenómeno. Que había montones
de pruebas, que todos hacían montones de cosas al
mismo tiempo, y que los mejores eran los campeones
y los hacían subir a una banqueta y les daban
medallas.
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Y, ¿de dónde vas a sacar la banqueta y
las medallas? preguntó
Joaquín.
Haremos como si estuvieran contestó
Clotario.
Era una buena idea, y estuvimos de
acuerdo.
Bueno dijo Clotario , la primera prueba
será el salto de altura.
Yo no salto dijo Alcestes.
Tienes que saltar dijo Clotario .
¡Todos tienen que saltar!
No, señor dijo Alcestes . Estoy
comiendo, y si salto me pondré malo, y si me pongo
malo, no podré acabar mis tostadas antes de cenar.
Yo no salto.
Bueno dijo Clotario . Sostendrás el
bramante que tenemos que saltar.
Porque necesitamos un bramante.
Entonces nos buscamos en los bolsillos,
encontramos canicas, botones, sellos y un
caramelo, pero no bramante.
Bueno, pues usemos un cinturón dijo
Godofredo.
¡Ah, no! dijo Rufo . No se puede saltar
bien si al mismo tiempo hay qué sujetarse el
pantalón.
Alcestes no salta dijo Eudes . Que nos
preste su cinturón.
No uso cinturón dijo Alcestes . Mi
pantalón se aguanta solo.
Voy a buscar por el suelo, a ver si
encuentro un trozo de bramante
dijo Joaquín. Majencio dijo que buscar un trozo
de bramante en el solar era un trabajo terrible, y
que no podíamos pasarnos la tarde buscando un
trozo de bramante, y que debíamos hacer otra cosa.
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¡Eh, chicos! gritó Godofredo . ¿Y si
hiciéramos un concurso para ver quién anda más
tiempo con las manos? ¡Miradme! ¡Miradme!
Y Godofredo se puso a andar con las
manos, y lo hace muy bien; pero Clotario dijo que
nunca había visto pruebas de andar con las manos
en las competiciones de atletismo, imbécil.
¿Imbécil? ¿Quién es el imbécil?
preguntó Godofredo, dejando de andar.
Y Godofredo se puso al derecho, y fue a
pegarse con Clotario.
Mirad, chicos dijo Rufo , para pegarse
y hacer el tonto no vale la pena venir al solar;
lo podemos hacer perfectamente en la escuela.
Y como tenía razón, Clotario y Godofredo
dejaron de pegarse, y Godofredo le dijo a Clotario
que continuarían donde quisiera, cuando quisiera y
como quisiera.
No me das miedo, Bill dijo Clotario .
En el rancho, sabemos cómo tratar a los coyotes de
tu calaña.
Entonces dijo Alcestes , ¿jugamos a los
vaqueros o saltáis?
¿Has visto alguna vez saltar sin
bramante? preguntó Majencio.
Bueno, muchacho dijo Godofredo .
¡Desenfunda!
Y Godofredo hizo ¡pan!, ¡pan! con su dedo
como revólver, y Rufo se agarró el vientre con las
dos manos, y dijo: «¡Me has matado, Tom!», y cayó
en la hierba.
Como no podemos saltar dijo Clotario ,
vamos a hacer carreras.
Si tuviéramos el bramante dijo
Majencio , podríamos hacer carreras de obstáculos.
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Clotario dijo que ya que no teníamos
bramante, que bueno, que haríamos los cien metros
desde la valla al coche.
¿Y eso son cien metros? preguntó Eudes.
¿Qué importa eso? dijo Clotario . El
primero que llegue al coche ha ganado los cien
metros, y peor para los otros.
Pero Majencio dijo que no sería como en
las carreras de cien metros de verdad, porque en
las carreras de verdad, al final, hay un bramante,
y el ganador rompe el bramante con el pecho, y
Clotario le dijo a Majencio que empezaba a
fastidiarlo con su bramante, y Majencio le
contestó que no hay que meterse a organizar
competiciones de atletismo cuando no se tiene
bramante, y Clotario le contestó que no tenía
bramante, pero que tenía una mano y que iba a
andarle en la cara a Majencio. Y Majencio le pidió
que lo intentara, y Clotario lo habría conseguido
si Majencio no le hubiera dado antes una patada.
Cuando acabaron de pegarse, Clotario
estaba muy enfadado. Dijo que no entendíamos nada
de atletismo y que éramos unos asquerosos, y
después vimos llegar a Joaquín corriendo, muy
contento:
¡ Eh, Chicos! ¡Mirad! ¡Encontré un trozo
de alambre!
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